Fecha: 27 de Agosto de 2025
Cuando hablamos de población vulnerable frente al amianto, nos referimos a aquellas personas que pueden sufrir un daño grave en su salud por estar expuestas, incluso de forma accidental o sin saberlo, a fibras de este material en el aire. Y es que, según el Ministerio de Sanidad, “ninguna exposición al amianto es segura” y no existe un nivel por debajo del cual no haya riesgo de desarrollar cáncer.
Imagen: Fibras de amianto
Esto significa que, en teoría, cualquier persona que esté expuesta podría ser considerada vulnerable. No se trata solo de quienes trabajan directamente con materiales que contienen amianto (MCA), sino también de quienes viven, estudian o transitan cerca de edificios, infraestructuras o zonas industriales donde estos materiales están presentes.
Por ejemplo, una fachada con placas de fibrocemento deterioradas puede liberar fibras que afecten no solo a las personas que habitan el edificio, sino también a las de los inmuebles cercanos. De hecho, hay casos documentados en los que los niveles de exposición ambiental han sido tan altos como los de ciertos entornos laborales, provocando enfermedades relacionadas con el amianto en personas que vivían cerca de fábricas o minas.
Otra forma de exposición inadvertida ha sido llevar la ropa de trabajo con amianto a casa, lo que ha provocado que familiares —especialmente mujeres y niños— desarrollaran enfermedades como el mesotelioma.
En el caso de los niños, la preocupación es aún mayor. Aunque los diagnósticos son poco frecuentes, un estudio en el Reino Unido encontró que un niño de 5 años tiene más probabilidades de desarrollar mesotelioma que un adulto de 30 con el mismo tiempo de exposición. Esto podría deberse a que sus cuerpos están en desarrollo y a que viven más años después de la exposición, aumentando las posibilidades de que la enfermedad aparezca.
Factores como el nivel y duración de la exposición, la edad, el tipo de fibra inhalada o la predisposición genética influyen en la aparición de las enfermedades. Entre los grupos de mayor riesgo también se encuentran personas con vulnerabilidad social o conductual, ya que a menudo viven o trabajan en entornos más expuestos.
La conclusión es clara: la protección frente al amianto no debe centrarse solo en el ámbito laboral. También hay que considerar la exposición ambiental y doméstica, ya que el riesgo no entiende de edades ni profesiones.
En MR Verticales contamos con licencia oficial para la detección, identificación, retirada y transporte de amianto, garantizando un desamiantado seguro y eficiente en toda Asturias —incluyendo Oviedo, Gijón, Avilés, el Oriente, el Occidente y las zonas rurales—, así como en cualquier lugar de España donde se nos requiera, e incluso en Portugal. En cada proyecto seguimos un estricto protocolo, que incluye: la elaboración de un plan de trabajo específico, la contratación de medios autorizados para la gestión y transporte, la realización de mediciones y análisis para determinar la presencia y cantidad de amianto, y el uso de equipamiento especializado para proteger tanto a nuestro equipo como al entorno. Nuestro compromiso es claro: proteger la salud de las personas y el medio ambiente frente a este material tan peligroso.
Fuente: “Directrices para la retirada del amianto instalado”, Ministerio de Sanidad (2024).
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